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"Bendiceme, madre y ruega por mí sin cesar, aleja de mi hoy y siempre el pecado. Si tropiezo tiende tu mano hacia mi. Si cien veces caigo, cien veces levántame. Si yo te olvido, tú no te olvides de mi. Si me dejas madre, ¿Qué será de mi y de mi familia? en los peligros del mundo asísteme. Quiero vivir y morir bajo tu manto. Quiero llevarte como un pilar dentro de mi ser. Quiero que mi vida te haga sonreír. Mirame con compasión, no me dejes madre mía, tu bendición me acompaña hoy y siempre". ¡Amen!.

"Los cuentos de Hoffmann. Monserrat Caballe, CLASICOS POPULARES".





"SEAMOS COMO LAS LUCIÉRNAGAS"

Una luciérnaga no alumbra todo su camino pero todas las luciérnagas estrellan una noche.

Como un tácito acuerdo cuando unas luciérnagas se encienden otras se apagan.

Cuando se apaga un pensamiento se enciende otro para que no te quedes a oscuras.

Un sapo se traga a la luciérnaga pero no queda iluminado.

Los pensamientos de los hombres son como las luciérnagas mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche pero si los aprisionas, se apagan.

La luciérnaga que prende su luz se arriesga a ser descubierta y devorada por sus enemigos.

Así le sucede al hombre que se anima a decir en voz alta su propio pensamiento.

Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas.

El hombre sabio calla lo que piensa cuando es inútil decirlo.

Si todos los animales noctámbulos iluminaran como la luciérnaga ,se acabarían las noches.

Si todos los hombres iluminaran con su propia luz se acabaría la oscuridad.

Hay hombres que son como las luciérnagas:
iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña.

Hay hombres que son como la luna:
iluminan con luz fuerte y constante pero ajena.

No desprecies la luz de la luciérnaga porque es un insecto pequeño.

Ni dejes de valorar lo que piensa el hombre porque no tiene títulos ni dinero.

Anímate a ser como la luciérnaga y descubrirás que en tu vida hay un poco de luz para iluminar a los otros.

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